nuevas modas
Hace tres o cuatro años, en una reunión con los padres de mi tutoría de 3º de ESO les recomendaba que trataran de controlar el uso que les dan sus hijos al ordenador, sobre todo por la noche. Algunos se quedaban despiertos hasta las tantas y los padres no sabían ni dónde se metían. La mayoría me decía que sí lo controlaban, que era algo que se veía. Ahora ya no me molesto en hacer esa apreciación porque la mayoría de los alumnos duermen con un smartphone a menos de un metro de su nariz.
Cuando la anorexia se puso de moda (que fuera síntoma de otra cosa no quita que fuera una moda, algo que se transmitían unos a otros) tenían que pasar meses hasta que sus efectos se notaran. Además, no era tan común hacerse fotos y casi todas las experiencias se compartían de forma muy privada en foros específicos. El viernes pasado descubrí la nueva "moda" que ha empezado a sustituirla: la autolesión. Siempre ha habido personas (la mayoría adolescentes) que se autolesionan, lo sé, pero nunca tantísimas como ahora. Parece que lo más común es coger la cuchilla del sacapuntas, pero lo que me parece más atroz es que directamente se publican esas fotos en Instagram. Y lo que puede parecer un corte tonto acaba convirtiéndose en un chute de endorfinas para el cerebro, una forma de canalizar el dolor que se transforma en una adicción. Todo eso retransmitido casi a tiempo real por las redes sociales. Hoy he buscado en instagram los hashtags #autolesion, #autolesionismo y derivados. Estoy segura de que casi ninguno de los padres de esos miles de chicos que suben esas fotos, esas terribles frases, imagina lo que está ocurriendo por la cabeza de sus hijos. Sé que en la mayoría de los casos es una llamada de atención y no un intento de suicidio, pero eso no quita que sea algo grave que no deja de aumentar. Las fotos están ahí, abiertas al público, mostrando su frustración con las cicatrices recién formadas, gritando que necesitan ayuda. He analizado con detalle el uso que los adolescentes están dando (ya desde los 10 años) a las redes sociales e internet a golpe de tecla del móvil. Igual estoy exagerando y me he vuelto un poco abuela cebolleta, pero cada vez veo más claro que debería controlarse de forma más radical. No sé si hay aplicaciones que hagan que un padre sepa en qué paginas se mete su hijo, qué escribe y cómo, pero lo vería bien, al menos hasta los 15-16 años. No, no es coartar su libertad de expresión. Es educar. Es cuidarlos. Y es mucho más difícil, lo sé. |2015-11-29 | 16:46 | educacion | Este post | | Tweet
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Van diciendoMail-andololaberinto-arroba-gmail.comPapeles viejos
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