tachones en rojo
En algún momento tenía que pasar: estoy haciendo una recopilación de relatos "salvables" para, junto a otros seis o siete nuevos poder tener algo más o menos trabajado para verano. Y está siendo un horror.
Por un lado, es difícil elegir relatos antiguos porque... no me gustan. Y no me gustan por varios motivos: son antiguos (y eso nunca gusta), son relatos demasiado variopintos y me he cansado de la mayoría. Y lo peor: hay que revisarlos. Revisarlos muchísimo, tanto que del primer borrador a la última revisión puede que no sobreviva ni una palabra. Es tedioso y agotador, pero también es incuestionable que ese trabajo hay que hacerlo y que da sus frutos. En eso estoy ahora, revisando los ocho antiguos que he escogido, depurándolos en estilo y quitando cosas que no sirven de nada. Horas y horas de tachones en rojo. Por otro lado, necesito hacer esto, hacer una especie de barrido de mis primeras cosas para poder empezar después un proyecto desde cero con cierta coherencia y con las técnicas que estoy aprendiendo ahora, no tan "a salto de mata" sino más minuciosas y retadoras para mí. Lo malo de todo esto es que, a la vez, estoy leyendo mucho y muy buen relato. Esto me hace pensar repetidamente eso de "bah, ¿para qué voy a dedicar tanto esfuerzo a revisar cosas si nunca voy a llegar a esto?". Y la segunda parte de la pregunta es verdad: ni voy a llegar a eso ni lo pretendo, escribir un libro de relatos nunca ha sido para mí ni un objetivo ni un sueño. Ni escribí mi primera novela a los ocho años (ni a los treinta y cinco) ni tengo cuadernos llenos de notas de mi adolescencia. Qué va. Escribo ficción porque he empezado a escribirla ahora, por primera vez, y me encanta. Nunca me había parado a pensar en conflictos ni tramas, en estilos, en tipos de narradores, nunca hasta ahora. Y como me gusta tanto, pues oye, habrá que seguir. Tampoco voy a caer en la falsa modestia: soy terriblemente autocrítica y puede que eso juegue en mi contra, pero creo que tampoco lo hago rematadamente mal. He aprendido muchísimo estos dos años y medio. Leo mis primeras cosas escritas y me avergüenzan mucho, pero creo que hay una evolución (casi una evolución biológica o... matemática) y además siento que la evolución está siendo mayor este año. Así que, bueno, como esas señoras que con cincuenta años deciden ponerse a pintar, yo he decidido ponerme a sacar un libro de una vez. Pero escribir ficción no es como escribir un post. Me sorprende lo fácil que me resulta hacer lo segundo y la de vueltas que le doy a lo primero. Encima, yo soy de estructurar, de pensarlo antes (y durante y después), de conocer la historia sin todavía escribirla, aunque luego lo escrito se vaya por otros derroteros y el esqueleto previo solo sirviera de falsa seguridad para una historia diferente. Otros escriben de un modo más zen, más fluido, más de dejarse llevar, pero a mí eso no me sale. Cada uno con sus cosas. Y cuantos más relatos buenos leo, más bonito me parece el género, más técnicas aprendo y más historias se me ocurren. ¡Así no hay quien revise lo antiguo! |2015-01-20 | 15:12 | escritura | Este post | | Tweet
Referencias (TrackBacks)URL de trackback de esta historia http://lolamr.blogalia.com//trackbacks/75221
Comentarios |
Van diciendoMail-andololaberinto-arroba-gmail.comPapeles viejos
Categorías
Otros cuentan- 1 de 3- Acertijos y más cosas - Comentaristas dispersas - Cuchitril literario - Cuentos mínimos - Decapitado por hereje - Efervescente2H - El lobo rayado - El musolari errante - Epsilones - Espejo Lúdico - Gaussianos - La ciencia para todos - La piedra de Sísifo - La vidriera irrespetuosa - La zona fótica - Lector constante - MalaCiencia - Por la boca muere el pez - Trapseia - Ventanas
Humor |