concurso de relato corto de castellón
Mañana se entregan los premios del VIII concurso de relato corto de Castellón y han tenido la poca sensatez de concederme a mí el primer premio de la categoría de adultos por Rojo escarlata :) No voy a poder acudir a la entrega porque estaré trabajando, pero me han pedido un pequeño texto de agradecimiento que leerán en la entrega antes de leer los relatos, lo dejo por aquí.
Buenas tardes a todos. A la hora a la que se entregan los premios del concurso de relato corto, yo estaré dando clase a un grupo de alumnos de Bachillerato Nocturno, pero mi cabeza estará agradeciendo con entusiasmo la concesión del premio mientras escribo en la pizarra la derivada del logaritmo neperiano. A menudo me preguntan por qué escribo, si soy profesora de matemáticas y me encanta serlo. Quizá es la pregunta más repetida a aquellos que deciden contar una historia, inventar un personaje desde el que ver el mundo, arrancarse por unas horas su propia realidad y vivir la de otro. Pues por eso, por eso escribo, por la emoción de sentir esas otras verdades y la posibilidad de hacer que otros también las sientan. Y eso, claro, no es incompatible con las matemáticas, donde hay números irracionales y hasta números imaginarios. Esta historia, la historia de Leonor Escalante, surgió después de que un amigo que trabaja en un residencia de ancianos en Londres se pasara una tarde entera contándome anécdotas sobre su trabajo. Las contaba con mucha ternura y ninguna era la historia de Leonor, pero conforme me describía las habitaciones o me hablaba de sus residentes y de las conversaciones que tenía con ellos, Leonor apareció en mi cabeza y se quedó conmigo hasta que me puse delante del ordenador y le di forma a lo que le ocurría. Y este momento, el momento de la escritura, no es para mí un proceso tan “romántico” o “inspirador” como se suele pensar. Sí, la semilla ya estaba ahí, me imaginaba a Leonor y más o menos sabía lo que le iba a ocurrir, pero poner en negro sobre blanco sus vivencias para mí es más una cuestión de oficio que de inspiración: ahora borra tal párrafo, reescribe esta conversación, incluye este personaje, cambia este punto de vista, remarca cierta acción de otro modo… Llega un momento en el que se hace tedioso y duro. Llegas a dudar de todo y te replanteas párrafos y escenas completas hasta el punto de que en la última versión depurada probablemente no quede ni una palabra del borrador original. Aún así, confío en que la esencia de aquella primera idea que tuve siga estando viva. |2014-10-16 | 10:41 | escritura | Este post | | Tweet
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