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El profesor entrega el boletín de notas y piensa: «Es increíble: ocho suspensos en la primera evaluación, siete suspensos en la segunda y ahora, en la final, uno. ¡Uno! Ha trabajado muchísimo. Con tanto esfuerzo, se merecía pasar un buen verano. Enhorabuena».
El alumno mira sus notas y piensa: «Es increíble: ocho suspensos en la primera evaluación, siete suspensos en la segunda y ahora, en la final, uno. ¡Uno! He trabajado muchísimo. Con tanto esfuerzo, me merecía pasar un buen verano. Menuda mierda». |