espacio aéreo
Mi globo y yo llevamos saliendo casi dos años maravillosos. Él es tan detallista y divertido que hace que cada día sea único. Nunca imaginé que una chica como yo acabaría con un globo como él —es azul cobalto y a mí siempre me han gustado los naranjas o rojos— pero su redondez y desparpajo me dejaron sin palabras desde el primer día que nos conocimos en aquellos grandes almacenes. Cuando vamos cogidos de la cuerda por la calle, sé que la gente nos mira con envidia.
Tan bien nos va que hace un par de meses decidimos irnos a vivir juntos. Mi apartamento no es muy grande, pero él lleva una vida bastante sencilla y tampoco trajo muchas cosas en la mudanza. No pueden imaginar la alegría que sentí la mañana siguiente al girar mi cabeza en la almohada y ver que allí estaba él, durmiendo a mi lado y con su cepillo de dientes ya colocado en el baño. Se hinchaba y deshinchaba despacio, tan azul, tan brillante. Yo, embobada, le observaba respirar mientras pensaba en hacer hueco en la estantería para sus libros y fotos. Su guitarra eléctrica la pondría junto al mueble del salón, que hacían juego.
Sin embargo, desde hace unos días estoy preocupada, le ocurre algo extraño. Creo que todo empezó cuando estaba tumbada en el sofá a punto de acabar un libro fascinante. Mi globo llegó a casa y se sentó junto a mis pies con una bolsa de patatas para hablar durante dos horas de su jefe y el trabajo que tenían que entregar la semana siguiente. Conforme iba hablando, yo miraba las pocas páginas que me quedaban por leer y él, sin motivo aparente, comenzó a hincharse hasta el punto que tuve que encoger las piernas en el sofá. Al rato se deshinchó hasta su tamaño normal, pero volvió a pasar los mismo el día siguiente, cuando yo estaba preparándome un sándwich y vi que él estaba tocando la guitarra mientras se inflaba. Desde entonces, ocurre a diario: cuando mi globo llega de trabajar, comienza a crecer de forma exagerada, sobre todo si está en la misma habitación que yo. No le he dicho nada, claro, no quiero que se moleste por algo tan nimio. Además, cuando salimos a la calle vuelve a su tamaño normal, tan terso y azul como siempre, y nos besamos como chiquillos delante de la gente. Pero ya empiezo a preocuparme: si por la mañana estoy leyendo el periódico y él aparece por la puerta, comienza a coger aire de la habitación y multiplica por veinte su tamaño —sin darse cuenta, estoy segura— mientras me comenta algo sobre fútbol o política internacional. Y más se hincha cuando decidimos quién se ducha antes —antes nos duchábamos juntos— o cuando le miro al ver que a la botella de leche del frigorífico le quedan sólo unas gotas. Lo más molesto es en la cama: chocamos en cuanto me muevo unos milímetros, con lo que siempre duermo pegada al filo. Con asombro, observo cada mañana desde la ventana cómo mi globo se deshincha nada más salir por la puerta de casa. Cuando llega al coche es un globo de lo más común que me saluda con cariño por la ventanilla.
Hoy mi globo ha llegado a casa antes que yo y he tenido que empujar con fuerza la puerta para poder abrirla. Él estaba tomándose una cerveza y ocupaba todo el salón, cogiendo la forma de la lámpara y las sillas sin tirar nada al suelo. En silencio y pegada a la pared, he ido moviéndome despacio hasta el baño. Ahora estoy sentada sobre el váter, observando con curiosidad las tijeritas de las uñas mientras un trozo de plástico azul se empieza a colar por la ranura de la puerta.
|2013-04-28 | 12:46 | escritura | Este post | 
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1
De: cyllan
Fecha: 2013-04-28 13:49
Todos necesitamos nuestro espacio, lo que pasa es que algunos más que otros. Y todos esperamos que no haya que llegar a usar las tijeritas de las uñas.
2
De: W.
Fecha: 2013-04-28 19:06
Esto me recuerda a un profesor de Historia, que en una ocasión mencionó lo raro que le parecía que una persona mantuviera una relación sentimental con una farola.
3
De: Pirx
Fecha: 2013-04-30 17:56
Cuando te dan el tratamiento de la rana hervida, lo más posible es que acabes en el otro lado de las tijeras. Mejor huir.
De hoy no pasa... bueno, de mañana.
4
De: Ajax
Fecha: 2013-05-06 00:39
Si, Lola. Convivir es difícil... Y tu narración hermosa...Prueba a darle la vuelta y a sentir la angustia por la ausencia de tu globo. También sabrás expresarlo porque tus sentimientos son hondos y tu lenguaje rico... Pero,al cabo (¡Pobre globo!) sólo quedará el lúcido cinismo de Sócrates:
"Maestro: Qué es mejor; casarse o permanecer soltero?"
El maestro se encogió de hombros y repuso:
"Es igual. En ambos casos te arrepentirás"
El día que dejes de desear o de despreciar al globo, ni habrá globo ni habrá día.
5
De: Lola
Fecha: 2013-05-06 09:12
Si ni siquiera tengo globo! ;P
6
De: AJAX
Fecha: 2013-05-06 18:28
Tu sabrás...Yo me limitaba a reflexionar sobre una hipótesis literaria...Por cierto, muy bien escrita.
7
De: AJAX
Fecha: 2013-05-06 18:33
...Y perdón: Lo de "hipótesis" me molesta porque es una llamada a la razón y no a la imaginación... Prefiero "fantasía".
8
De: Lola
Fecha: 2013-05-06 19:22
Y me parece buena reflexión, pero no se puede escribir sobre tener globo y ser globo al mismo tiempo (más cuando no tienes ni eres) :P
9
De: AJAX
Fecha: 2013-05-06 22:01
Uno puede afirmar sin temor a engañarse que no tiene globo que le acorrale. Lo que ya no es tan seguro es que uno no sea globo que acorrala..
Y no se puede ir más allá, salvo dejar constancia de que no hsy globo que no pinche o estalle.. "Bonum fugit"
A partir de aquí, si uno no es capaz de escribir la "Trilogía de Nueva York" Debe abandonar la pluma.
Yo mañana temprano vuelvo a abandonar España. Te echaré de menos.
10
De: AJAX
Fecha: 2013-05-06 22:01
Uno puede afirmar sin temor a engañarse que no tiene globo que le acorrale. Lo que ya no es tan seguro es que uno no sea globo que acorrala..
Y no se puede ir más allá, salvo dejar constancia de que no hsy globo que no pinche o estalle.. "Bonum fugit"
A partir de aquí, si uno no es capaz de escribir la "Trilogía de Nueva York" Debe abandonar la pluma.
Yo mañana temprano vuelvo a abandonar España. Te echaré de menos.
11
De: Lola
Fecha: 2013-05-07 20:00
No creo que sea globo ni de mis gatos, fíjate. Y ¡oye! Que en el extranjero creo que también suele haber internet :)
Tan bien nos va que hace un par de meses decidimos irnos a vivir juntos. Mi apartamento no es muy grande, pero él lleva una vida bastante sencilla y tampoco trajo muchas cosas en la mudanza. No pueden imaginar la alegría que sentí la mañana siguiente al girar mi cabeza en la almohada y ver que allí estaba él, durmiendo a mi lado y con su cepillo de dientes ya colocado en el baño. Se hinchaba y deshinchaba despacio, tan azul, tan brillante. Yo, embobada, le observaba respirar mientras pensaba en hacer hueco en la estantería para sus libros y fotos. Su guitarra eléctrica la pondría junto al mueble del salón, que hacían juego.
Sin embargo, desde hace unos días estoy preocupada, le ocurre algo extraño. Creo que todo empezó cuando estaba tumbada en el sofá a punto de acabar un libro fascinante. Mi globo llegó a casa y se sentó junto a mis pies con una bolsa de patatas para hablar durante dos horas de su jefe y el trabajo que tenían que entregar la semana siguiente. Conforme iba hablando, yo miraba las pocas páginas que me quedaban por leer y él, sin motivo aparente, comenzó a hincharse hasta el punto que tuve que encoger las piernas en el sofá. Al rato se deshinchó hasta su tamaño normal, pero volvió a pasar los mismo el día siguiente, cuando yo estaba preparándome un sándwich y vi que él estaba tocando la guitarra mientras se inflaba. Desde entonces, ocurre a diario: cuando mi globo llega de trabajar, comienza a crecer de forma exagerada, sobre todo si está en la misma habitación que yo. No le he dicho nada, claro, no quiero que se moleste por algo tan nimio. Además, cuando salimos a la calle vuelve a su tamaño normal, tan terso y azul como siempre, y nos besamos como chiquillos delante de la gente. Pero ya empiezo a preocuparme: si por la mañana estoy leyendo el periódico y él aparece por la puerta, comienza a coger aire de la habitación y multiplica por veinte su tamaño —sin darse cuenta, estoy segura— mientras me comenta algo sobre fútbol o política internacional. Y más se hincha cuando decidimos quién se ducha antes —antes nos duchábamos juntos— o cuando le miro al ver que a la botella de leche del frigorífico le quedan sólo unas gotas. Lo más molesto es en la cama: chocamos en cuanto me muevo unos milímetros, con lo que siempre duermo pegada al filo. Con asombro, observo cada mañana desde la ventana cómo mi globo se deshincha nada más salir por la puerta de casa. Cuando llega al coche es un globo de lo más común que me saluda con cariño por la ventanilla.
Hoy mi globo ha llegado a casa antes que yo y he tenido que empujar con fuerza la puerta para poder abrirla. Él estaba tomándose una cerveza y ocupaba todo el salón, cogiendo la forma de la lámpara y las sillas sin tirar nada al suelo. En silencio y pegada a la pared, he ido moviéndome despacio hasta el baño. Ahora estoy sentada sobre el váter, observando con curiosidad las tijeritas de las uñas mientras un trozo de plástico azul se empieza a colar por la ranura de la puerta.
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Todos necesitamos nuestro espacio, lo que pasa es que algunos más que otros. Y todos esperamos que no haya que llegar a usar las tijeritas de las uñas. |
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Esto me recuerda a un profesor de Historia, que en una ocasión mencionó lo raro que le parecía que una persona mantuviera una relación sentimental con una farola. |
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Cuando te dan el tratamiento de la rana hervida, lo más posible es que acabes en el otro lado de las tijeras. Mejor huir.
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Si, Lola. Convivir es difícil... Y tu narración hermosa...Prueba a darle la vuelta y a sentir la angustia por la ausencia de tu globo. También sabrás expresarlo porque tus sentimientos son hondos y tu lenguaje rico... Pero,al cabo (¡Pobre globo!) sólo quedará el lúcido cinismo de Sócrates:
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Si ni siquiera tengo globo! ;P |
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Tu sabrás...Yo me limitaba a reflexionar sobre una hipótesis literaria...Por cierto, muy bien escrita. |
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...Y perdón: Lo de "hipótesis" me molesta porque es una llamada a la razón y no a la imaginación... Prefiero "fantasía". |
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Y me parece buena reflexión, pero no se puede escribir sobre tener globo y ser globo al mismo tiempo (más cuando no tienes ni eres) :P |
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Uno puede afirmar sin temor a engañarse que no tiene globo que le acorrale. Lo que ya no es tan seguro es que uno no sea globo que acorrala..
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No creo que sea globo ni de mis gatos, fíjate. Y ¡oye! Que en el extranjero creo que también suele haber internet :) |
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