quinceañeros
Mañana le doy las notas de la segunda evaluación a mi tutoría de 4º. El miércoles, unos cuantos chicos de esa clase se irán de intercambio a Múnich. Estoy segura de que llevan varios días con la maleta abierta, sacando y metiendo cosas sin parar. Mañana estarán nerviosos por las notas, claro, pero las notas se dan tres veces cada año. Estarán mucho más nerviosos por el viaje. Un hatajo de quinceañeros en un país desconocido viviendo con una familia que no sabe español. Es emocionante.
Eso me ha recordado a cuando yo fui de intercambio con su edad. Fuimos a Annecy, un pueblo precioso del este de Francia. Hicimos el viaje en tren, un tren nocturno del que sólo recuerdo dos cosas: un cd de Green Day que algún pasajero olvidó encima de mi litera y el instante en el que mi profesora de francés pasó a ser una persona. En un momento concreto, antes de dormir, abrió una bolsa de aseo enorme con millones de cremitas y ahí ya no era profe. Además, nos contó cómo fue el parto de su hijo, que pesó 5 kilos. Recuerdo con extrañeza la sensación de ser consciente de que era una persona además de profesora de francés. Ahora, claro, lo veo desde el otro lado. Es maravilloso trabajar con adolescentes. El otro día un chico de mi clase, M, intentaba ganarse a una chica, D. Yo observaba desde la distancia la puesta en escena y me sentí adolescente por segundos. Al día siguiente, en el recreo, D abrazó con ternura otro un chico que no conozco, X, y sentí un poco de lástima por M. Ahora X me cae mal, claro, pero M no cejó en su empeño y vi que en el segundo recreo seguía paso a paso su ritual sin abatimiento, creo que con buen criterio. Es que D y M hacen buena pareja... Luego está la pasión que sienten por todo. Por absolutamente todo. También sienten a veces pasión por la desgana, sí. Pero no, no cumplen con esa imagen estúpida que los adultos a veces damos de ellos. Muchos estudian más de lo que deberían; más de lo que estudié yo, desde luego. Además, entrenan a atletismo o baloncesto, tocan el violín o aprenden a programar cuando nadie les ve. E independientemente de sus resultados académicos -a veces mejores y otras no tanto- yo misma veo cómo van cambiando un poco cada día mientras ellos se centran en aprobar sus asignaturas de 4º. Justo ahora se está formando su forma de ser. Sin darse cuenta, están decidiendo cómo serán de adultos, están tomando decisiones en su conducta y escogiendo sus gustos y sus objetivos, están conformando su ideología y su modo de ver el mundo. Dentro de un par de años, la mayoría lo tendrá ya casi todo decidido. Conocerán las notas de corte de las carreras que quieren hacer, no protestarán a la primera de cambio, algunos incluso estarán trabajando. No tendrán hora de llegada ni discutirán con sus padres por la mínima. Ya no les gustarán los grupos de música que les gustan ahora, vestirán otra ropa, muchos tendrán pareja -y algunas sobrevivirán a 1º de carrera-, las chicas se cortarán el pelo y algunos chicos se lo dejarán largo y lucirán perilla. Ya no serán adolescentes nunca más, sólo ahora. Sin embargo, yo tengo el lujo de trabajar con adolescentes cada año y ver cómo se enamoran sin que se enteren sus padres. |2013-03-12 | 00:18 | educacion | Este post | | Tweet
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