Bisturí
El momento más esperado es aquel en el que constata todas sus sospechas. Ha desarrollado una precisión abrumadora con el bisturí pero antes de empezar suele saber con certeza si se va a encontrar con algo grave o no. Anestesiado el paciente, el neurocirujano Olivier Bertrand corta la piel, la separa del cráneo, corta el hueso y lo separa hacia la frente, comprobando cómo, con desgana, sale un hedor a vacío. En éste hasta hay un poco de eco. Antes de que se seque por dentro, rellena con paciencia todo el cráneo con papel de periódico del día anterior. Menos es nada. |