pesimismo educativo
Desde hace semanas tengo una sensación muy negativa de todo el conflicto educativo madrileño. Por una parte, creo que los políticos no van a hacer más que empeorarlo, considero que en parte es ése su objetivo y lo digo claramente. En Madrid ya lo han conseguido y el siguiente paso es generalizarlo a todo el país. En Madrid capital hay 37 centros privados de secundaria, 97 públicos y... 253 privado-concertados. La libertad de elección es inexistente porque los pocos centros públicos que hay están en su mayoría repletos de chavales conflictivos y, aunque suene fatal, nadie quiere inmolar a sus hijos por mucho que crea en la educación pública. Los pocos centros públicos que funcionan bien en la capital tienen una lista de espera de escándalo y, en lugar de abrir un centro nuevo, se siguen regalando los terrenos y concertando centros, que siempre les saldrán más baratos al político de turno (aunque no así a las familias, que gastan más de doble). Creo que ésta es la labor de estos políticos tan liberales que tenemos, igualdad de oportunidades pero sin mezclarnos con el populacho. Cada uno que lo interprete como quiera.
Sin embargo, más me preocupa la visión de la sociedad. Entre el odio atroz a los funcionarios y el desconocimiento de nuestro trabajo (de los profesores, quiero decir), gran parte de la sociedad cree de verdad que los profesores de la enseñanza pública nos tocamos las pelotas. Alguno habrá que sea bueno, dicen, pero en general hacen lo mínimo, no tienen ninguna motivación porque no tienen miedo a que les echen, trabajan poco y mal y si se quiere una buena educación para los hijos, hay que llevarlos a un centro de gestión privada donde, al no ser el trabajo seguro, los profesores trabajan más y mejor. Esta tremenda visión la he leído y escuchado demasiadas veces en los últimos meses. Me entristece muchísimo, me cabrea que no se sepa lo que hacemos y que sólo los padres de nuestros alumnos conozcan nuestra labor. Me molesta sobremanera que alguien pueda creer que no trabajamos bien sólo por el hecho de no tener miedo a que nos echen, es la deducción más pobre que he visto pero, desgraciadamente, es algo que piensa incluso gente que considero que tienen un criterio serio. Muchos profesores tienen en sus familias a gente que piensa así y dicen "bueno, sí veo que tú te desvives por tu trabajo pero el resto de profesores seguro que no". Simplicidad máxima y desconocimiento ingente que seguro aparecerá en las conversaciones de esta navidad. En fin, será que esto de haber pasado por muchas huelgas, muchas manifestaciones y haber escrito tantísimo sobre el tema para que luego no sirva de nada acaba desgastando a cualquiera. Si tengo que ser sincera, me veo dentro de 6 o 7 años dejando mi plaza y pidiendo trabajo en un concertado porque la educación pública aquí quedará reducida a la beneficencia. Y muchos se alegrarán por ello, seguro. Para acabar, recomiendo la lectura de un capítulo del último libro de Paenza, ¿Cómo, esto también es matemática? (el libro se puede descargar gratis de forma legal). Se trata del capítulo titulado "La matemática en Finlandia" y está en la página 62 del libro. Y nada... después de lamentarme un poco, sigo corrigiendo. Disfruten del domingo. |2011-12-18 | 12:07 | educacion | Este post | | Tweet
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