Cuando se han tenido que rescatar bancos y no ha habido responsables porque todos los directivos tenían bien atada su coartada, todos nos hemos echado las manos a la cabeza quejándonos de lo absurdo del sistema. Sin embargo, la democracia nos ha ido atontando poco a poco en un sentido similar pero esta vez no económica sino políticamente (aunque poca diferencia hay ya). Hemos aceptado sin rechistar una de las mayores barbaridades que trae consigo nuestro sistema político: el programa electoral sin responsabilidades. Prometa usted lo que quiera. O bien oculte lo que piensa hacer, que también se lo permite la ley.
En estos meses en los que la ciudadanía exige una mayor participación en la política, no entiendo cómo no ha salido a relucir esta puñalada hecha planfleto. Un político puede prometer lo que sea. La mayor pena que puede tener si no lo cumple es que no se le vote cuatro años después. Uf, qué gran castigo.
Tanto Mª Dolores de Cospedal como Esperanza Aguirre sabían perfectamente antes de las municipales del 22M que iban a llevar a cabo los recortes en educación, pero ninguna de ellas incluyo esas medidas en su programa electoral. Entonces, ¿qué es un programa electoral? Pons dice que crearán tres millones y medio de empleos. Si luego no lo cumplen, pondrán la excusa que sea (es que la cosa estaba peor de lo que pensábamos) y aquí no ha pasado nada. Rubalcaba promete un impuesto a los bancos, al patrimonio, a las rentas más altas, a lo que haga falta. Si luego no se cumple (ay, es que entonces no nos prestan ni un euro más a los partidos), tampoco pasa nada. Izquierda Unida promete cubrir la demanda de plazas públicas para niños de 0 a 3 años. Si luego no se cumple (cachis... es que no hay dinero... ¡se siente!), ¿qué más da?
No hay ningún tipo de responsabilidad en la política. Ni siquiera se van a la calle automáticamente cuando no cumplen y creo que ahí es donde los ciudadanos tenemos que exigir transparencia y trabajo bien hecho, venga del signo político que venga. Aquellos que deciden las cosas grandes, no lo hacen como si fuera su casa. Cuando uno va a comprar un frigorífico nuevo, hacer obra en su casa o contratar una línea de teléfono, siempre lo hace con cuidado, eligiendo bien porque es su dinero y su bienestar el que está en juego. Pero los programas electorales siempre prometerán el mejor frigorífico por pocos euros, la obra en casa sin levantar una mota de polvo y la línea de teléfono gratuita los seis primeros meses, tiempo tras el cual se nos ha roto el frigorífico, seguimos teniendo la casa patas arriba con tres dedos de escombros y la factura de teléfono ha pasado a ser desorbitada y con permanencia. Pero total, aunque debería serlo, un programa electoral no es un contrato. Prometer es gratis.
|2011-09-12 | 09:04 | lolamentaciones | Este post | | Tweet
A ellos les da absolutamente igual. No existen mecanismos para que los ciudadanos podamos preguntarles qué ha sido de las promesas.
Por otra parte legislan sobre cosas que no han planteado previamente (un ejemplo tonto e inútil es la votación sobre el matrimonio del heredero, ningún partido llevaba en el programa una frase del estilo "si propone una candidata divirciada no la votaremos")
Leí que habían propuesto que el referendum por lo de límite presupuestario se votase a la vez que las elecciones generales, para ahorrar costes.
Estaría bien que las decisiones importantes (y creo que ahí podríamos meter las que nos afectan al bolsillo) no las tomara el parlamento, sino se votaran directamente.
Otra idea es que las leyes se elaborasen por el parlamento, pero las votásemos los ciudadanos, quizás desglosadas en una especie de "cuestionario tipo test".
Podríamos incluso pasar el cuestionario tipo test a los candidatos. El programa de un candidato incluiría en qué puntos se compromete a tal o cual. Votaríamos al candidato más "compatible" y después estaría obligado inexcusablemente a seguir la línea por la que había sido elegido.
En Italia se hace algo parecido a nivel de ayuntamientos, muchas de las decisiones que afectan al ciudadano (en plan "hacer o no hacer tal rotonda", vaya...) se votan en referendum. No sé qué nivel de participación tendrán, pero tengo la sensación de que en España votaríamos cuatro gatos y no sé qué es peor.
De todos modos, sigo sin entender el papel del programa electoral. Es como si te contratan para un trabajo por ciertas horas pero luego te ponen a trabajar más horas. Oh, wait...
Estoy de acuerdo pero parece que solo se habla de un partido y no del otro.
No cumplir está mal (algo habrá que decirle a los zapateros sobre el estado de bienestar y las pensiones),... pero que nos roben es peor (hermanísimo, roldan). Esto es tan malo como meterte en una guerra sin permiso (azNar), o defender "OTAN de entrada no" (el mayor engaño en unas votaciones), espero que alguien recuerde.
"El hombre es el único animal que tropiza dos veces con la misma piedra", y sin Esperanza, porque lo de los Dolores lo dejo para otro día.
sisan, lo de Espe y Cospedal lo he puesto como ejemplo porque me toca de cerca. Para el resto, he puesto un ejemplo de PP, de PSOE y de IU. De UPyD no he puesto porque de su programa no conozco nada más que en cada punto ponen lo que quiere la mayoría de los españoles (aunque salgan cosas ideológicamente extrañas), pero vamos, que pongo un ejemplo:
"Ampliar el apoyo a la formación de excelencia para jóvenes artistas y creadores españoles que deseen ampliar estudios en el exterior"... ups, que os tenéis que quedar en Murcia. Pero bueno, recordad aquello de "Murcia, qué hermosa eres" e inspiraos con eso.
Yo no creo que "la democracia nos haya ido atontando". Los que se han propuesto atontarnos no son "la democracia": son personas que se lucran con nuestro atontamiento y que tienen dinero y medios para atontarnos.
Pero no son ellos los responsables: los responsables somos nosotros por dejarnos atontar y pasar de todo. No solo hay que votar: hay que participar en la política por las vías previstas. Si un Gobierno incumple su programa deberían ser los afiliados a al partido correspondiente quiénes los echaran pero ... ¿quién se afilia?
La democracia tiene mecanismos de control, pero exigen la participación activa de los ciudadanos tomándose el trabajo de ejercer ese control usando esos mecanismos disponibles, que no son solo los votos cada 4 años, que es lo cómodo y, a veces, ni eso hacemos.