Va a poner sus artículos en la cinta de la caja y busca desesperadamente el "separador de cosas de distintos clientes". Lo coloca pegadito a la bolsa de patatas del cliente anterior y comienza a colocar cosas en su trocito de cinta negra. Tiene poco espacio, unas dos cuartas, pero empieza a poner cosas y cosas. Apila los tetrabricks de leche, coloca el detergente y las naranjas, los yogures y la bolsa de fideos. Encima de la bolsa de fideos, en el borde del abismo, coloca, claro está los huevos. Intenta poner algo más, vaya que no tenga tiempo en su vida (hay que destacar que ni siquiera han empezado a atender al cliente que va delante de él). Sí, sí, me cabe la cerveza y las servilletas, a ver si avanza un poco y coloco el resto, qué bien, qué bien, mira, en este hueco pongo el papel de aluminio, así, en vertical, y ahora empujo un poco y lo mismo me cabe el tomate frit... Ups, anda, qué torpe, se han caído los huevos y el bote de tomate se ha roto. Me da a mí que los huevos también. Señorita, ¿me guarda el sitio, que voy a cambiarlos? No tardo...
|2007-09-27 | 17:32 | homo typicus | Este post | | Tweet
Me siento totalmente identificado.
Es que las colas son muy aburridas, y puestos a perder el tiempo, es muy divertido hacer malabarismos colocando el máximo número de objetos sobre el mínimo lugar de la cinta. Si te propones que no hay que dejar huecos, y mientras tanto la cinta se va moviendo, verás que... ¡es un tetris!
Cuando veo cosas así siempre pienso que Alexey Pajitnov inventó el Tetris en la cola de un supermercado. Que, por cierto, en el Moscú de 1985 deberían ser de órdago.
¡LordWings, me ha quitado el comentario de las yemas de los dedos!
Últimamente me recreo en encontrar diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres. No, no se crean: nosotros salimos muy mal parados de la comparación. Hablo, por supuesto, de tendencias generales: siempre hay excepciones en todos los bandos.
Las diferencias a veces tienen que ver con el talante competitivo (¿soy capaz de poner toda la compra en estos cuarenta centímetros cuadrados?)(¿soy capaz de conducir, con lo que me queda de meada, ese filtro de cigarrillo hasta el agujerito del urinario?) y a veces no.
Ejemplos: Nosotros somos MUY capaces de estrellarnos con el coche por mirar unas piernas o un escote. Sí, lamentable, pero es así. Y nos alteramos con el deporte. No, nosotros más.
Como decía, en todos estos casos, el resultado es una docena de huevos rotos, una afección cardíaca o dos mil quinientos euros (tirando muy por lo bajo) de chapa y pintura. Y la cara de gilipollas y el comentario interior invariable de "¿seré carajote?" y "¿quién coño me mandaría a mí?". Un par de meses de comportamiento lógico motivado por el recuerdo del patetismo ridículo de la úlitma vez y... "¡Hala! ¡Mira que pedazo de escote que lleva esa..!"
Catacroc again.
Malditos genes. A ver si hago un post sobre este tema.
a mi lo que más me molesta de las colas del super son las señoras mayores, amas de casa o jubiladas, que claro, como tienen siempre muchísisisimo que hacer, y seguro que llegan tarde a algún sitio, tienen que colarse deseperadamente en todas las tiendas. y parecía que no se podían mover. qué va!.en distancias cortas le rompen la cintura a más de uno ... y el típico comentario ."yo ya estaba en la cola, es que he ido a buscar los tomates... al final del pasillo"...
y no contentas con amargarnos la vida a nosotros, se miran, se envidian y se maldicen entre ellas. qué poco tolerante me siento, de verdad :S
en cuanto a la lista de la compra no me siento demasiado identificado. pero es que yo soy un poco lesbiano, seguro que no cuento :P
Como ando algo frágil de memoria,puede que esto lo haya comentado antes, en alguna parte, sepan disculpar:
_ En una situación similar a la que padecimos Lola, La Egipcia que esto escribe (y muchos otros), aparece de la nada una señora mayor (mayor que yo, lo que ya es bastante), muy bien vestida, con...¡un paquetito de un cuarto de kilo de carne!.
La señora, que no por ser mayor iba mal vestida, ¡al contrario!, llevaba un bolso y zapatos al tono, trajecito sastre y un abrigo de pieles de ésos que nada más en la manga podría esconder un dinosaurio. Ni qué decir de los anillos, pendientes y collar, que si eso usa para hacer la compra, no sé qué usará en una velada de gala del Teatro...
Pero que me voy del tema. La atildada señora (que uno imagina de modales acordes con la ropa, pero va a ser que no) se infiltra entre el cliente anterior -que además de ejercitarse en pirámides paga en "luncheon check", infernal invento con que nos pagan parte del sueldo y que va "en negro", tan negro como nos pondría un ojo la cajera que tiene que pasar 10 veces por el lector cada uno de los papelitos, ya que son casi imposibles de leer.
En esa situación límite llega la señora de las pieles y me suelta un "Ay, porfavorquemecierran el Banco, porfavor, hoy vence la boleta del teléfono, déjeme su lugar en la cola, sólo llevo este cuarto de carne"...
Y ahí me salió la bestia, que de vez en cuando me sale, a qué mentir, y le dije:
- "Hagamos un trato. Le dejo el lugar a cambio de que usted vaya al Banco y me reserve el lugar en la cola para pagar la factura del teléfono, así cuando llego no tengo que esperar, como lo hago aquí".
La señora hizo mutis por el foro, quizá buscando una caja rápida...